Concepción Balmes 2004
La pasión y la mancha
Margarita Garcés tiene un sello inconfundible.
Su trabajo parece movido por las pulsaciones de un corazón gigante. Su obra es el movimiento mismo, la carencia de lo estático… Ella es la transformación y el cambio, es también el rastro… Un momento sin olvido, lo que ha quedado en un rincón de la memoria. Es el fragmento de una carta, la pasión por el momento presente y también el después de lo vivido.
Trozos de palabras… Sentimientos que provoca una frase o un paisaje…
El ritmo de su gesto es siempre como un temporal de viento que arrasa y arrastra, dejando vestigios de lo que un día fueron arquitecturas, ciudades y construcciones formales y que su pintura desnuda para palpar la esencia pura.
Su trabajo de composición impecable nos presenta aquí un aparente caos en el cual cada elemento corresponde a un orden. Ese orden es el de la naturaleza y sus ciclos… El de la vida, la muerte y la vida verdadera.